Nuestros hijos del departamento de la Victoria vivieron el día 24 de diciembre de 1880 una pesada marcha en pleno desierto durante la noche de Navidad.
De Madrugada, a eso de las 02:00 A.M., una caravana de hombres y mujeres del glorioso batallón, dejaron atrás la playa de Curayaco e iniciaron su marcha rumbo a Lurín, con apenas una ración: “…de comida i agua para dos días…”.
La marcha de aquellos dieciocho kilómetros hasta Lurín, fue la primera “rompe pies” que vivió el Batallón Victoria de San Bernardo. Su alimento para la jornada no fue “pan de pascua”, sino “…ración de charqui i galletas…”, pero galletas “marineras”; eran tan duras que había que golpearlas con la culata del fusil o una piedra hasta granularlas en una especie de arena y luego remojarlas en una especie de caldo, sopa o agua de beber.
Durante la marcha, los sanbernardinos fueron encontrando una gran cantidad de piltrafas que los soldados que les antecedían iban lanzando u olvidando por la ruta:
“…Aquí un pantalón, más allá una chaqueta, una caramayola, un zapato, o animales muertos…”.
Aquella lejana noche de Navidad, hijos e hijas del Maipo, no fueron guiados por la estrella de Belén hasta su destino sino una tenue luna en la fría noche lureña.
Riquelme, Daniel, “La Expedición a Lima”, Editorial del Pacífico, Santiago,1967, p.60. Carta del comandante Enrique Baeza al Gobernador de San Bernardo, 16 de febrero de 1881. Ibid.p.75.