Por: Marcelo Mallea H.
Conversamos con Claudio Aguayo Lagos; Profesor de Estado, Licenciado en Educación, Historia y Ciencias Sociales de la Universidad de Santiago y Magíster en Historia de la misma casa de estudios.
Para la obtención de sus títulos profesionales, realizó diversas investigaciones sobre procesos históricos, de memoria y patrimonio, con énfasis en las actividades económicas y las distintas esferas sociales de las localidades del área sur de Santiago, como Calera de Tango, donde se avecina, pero también de San Bernardo, Peñaflor y otras localidades litorales.
Claudio Aguayo ha realizado valiosos aportes a la identidad de los sectores mencionados, reconstruyendo además gran parte de nuestra historia olvidada, gracias a esto fue reconocido con el máximo galardón de las letras, obteniendo el primer lugar en el 30° Premio Municipal de Literatura de San Bernardo.
En la presente entrevista detallamos su más reciente libro titulado “El Ferrocarril de Nos a Santa Inés, una historia olvidada”, que forma parte de una extensa colección que incluye; “Historia de la Fábrica Nacional de Pólvora 1872-1967” (2012), “Historia del Fundo Santa Inés 1881-1928” (2012), “Historia del pueblo Los Bajos de San Agustín” (2013), “El Curato de Tango: su importancia histórica en el origen de nuestra identidad cristiana” (2021), “Playas Blancas, un Balneario con Historia, Memoria e Identidad Propia” (2022) y “El Ferrocarril de Cartagena a Playa Blanca, Las Cruces, Chile” (2023)
Claudio participó en la planificación de un Memorial en Calera de Tango, para homenajear a los trabajadores de la ex Fábrica Nacional de Pólvora, inaugurado el 27 de mayo de 2023. Éste se encuentra en Avenida Calera de Tango, paradero 5, en la vereda norte, frente al cuartel de Bomberos, Ruta G-34, para quienes quieran visitarlo.
Mis recuerdos más antiguos que conservo en la memoria, se remontan a mi infancia, época en que toda la familia ya vivía en el sector llamado Los Bajos de San Agustín, que es la puerta oriente del lugar más poblado de Calera de Tango.
Mi padre, Francisco Aguayo, era comerciante: vendía el pan por toda la comuna entregándolo casa por casa. Ocupaba un carretón panadero de color azul tirado por un caballo. Abastecía todos los días a los hogares campesinos, entregaba a los fundos la esencial “galleta” y en algún camino regalaba algunos pancitos a los caminantes que recorrían incansables los polvorientos senderos rurales con sus linyeras al hombro.
Siendo muy niño, durante los años 1970, mi papá me llevaba en su carretón repartidor y juntos recorríamos todos los rincones de la hermosa comuna de Calera de Tango. Mi padre junto con entregar el pan, conversaba pacientemente con cada uno de los vecinos. En ese diálogo, ellos le contaban historias increíbles y fantásticas del pasado, sobre una antigua Fábrica de Pólvora, del trabajo que se hacía en ella, de las explosiones y las consecuentes muertes de sus trabajadores. También de la conservera de Santa Inés, de los misterios y leyendas de los fundos cercanos.
Yo escuchaba con mucha atención los relatos de los vecinos de Los Bajos, de Santa Inés, de Calera antigua, sin comprender a mi edad, todavía, si esas historias eran verdaderas o quizás eran leyendas o mitos inmemoriales de la comunidad.
Años después, cuando era un adolescente, comencé a buscar información para indagar si los testimonios de los vecinos tenían un fundamento real, sin embargo, no encontré en la comuna de Calera de Tango, ni en San Bernardo o en Santiago ningún estudio sistemático de estas historias como un libro o investigación. De cualquier manera, esta dificultad no me desanimó, sino que encontré en los testimonios orales de los vecinos y vecinas la motivación para comenzar a investigar el origen de tales relatos, en el sentido de aclarar la forma en que se habían originado, porque estudiando su origen era posible llegar a conocer si eran reales o leyendas.
Don Francisco Arturo Aguayo “Don Arturo del Pan” y su hijo Claudio Aguayo
en Los Bajos de San Agustín. La presente imagen fue tomada en los terrenos
que habían pertenecido a la Fábrica de Pólvora, año 1974 – 1975
Como habitante del sector, me llamaba la atención cómo la circulación oral de esos testimonios conformaba un conjunto de información que se convirtió en una parte muy importante de las tradiciones de la comunidad.
Cuando estudié la carrera de Historia y Ciencias Sociales en la Universidad de Santiago me formé en el oficio de investigador, esto quiere decir que obtuve las herramientas metodológicas para investigar y adopté los enfoques de la historia social resaltando el estudio de la identidad personal, grupal, comunal o nacional.
En mi trabajo como investigador busqué en documentos oficiales del Estado de Chile, en Estadísticas de la República, en Actas Municipales, en Museos, Archivos y en cualquier fuente que entregara alguna pista sobre los temas presentados.
En un trabajo arduo que demoró en total diez años, aproximadamente, fui encontrando poco a poco información sobre la Fábrica Nacional de Pólvora, sobre el Fundo Santa Inés y sobre el Ferrocarril de Santa Inés. A los años de comenzar la investigación en distintas fuentes, se obtuvieron resultados muy positivos que entregaron luces sobre el origen, desarrollo y cierre de esas entidades. En consecuencia, se había establecido un nuevo conocimiento avalado por las fuentes oficiales basadas en documentos legales.
Estas fuentes oficiales fueron comparadas con los testimonios verbales de los vecinos que había escuchado desde mi niñez, y con gran satisfacción fueron encontrándose en los documentos oficiales la información que los vecinos nos habían contado y las atesoraban en su memoria durante décadas. En pocas palabras, los testimonios de los vecinos que aparentemente eran relatos legendarios habían nacido de procesos históricos reales; los respaldaban los documentos oficiales del Estado de Chile.
Al realizar la redacción de los hechos se fijaron en forma escrita los relatos de la comunidad de Calera de Tango. Además, por la metodología de investigación ocupada pasaron a convertirse en una “verdad histórica objetiva”. Los relatos comunitarios, hasta entonces considerados solamente como tradiciones orales, adquirieron un nuevo valor al ser corroborados por documentos históricos descubiertos en 2012.
La investigación histórica centrada en la industria de la pólvora de Los Bajos de San Agustín entregó por resultado la redacción de mi libro titulado “Historia de la Fábrica Nacional de Pólvora 1872 -1967”
De la misma forma, el estudio del Fundo Santa Inés de Calera de Tango se convirtió en el libro “Historia del fundo Santa Inés 1881 – 1948”, que incluye dentro de su desarrollo histórico la existencia del “Ferrocarril de Santa Inés”, ambos temas se convirtieron en otros dos libros que también fueron redactados el año 2012.
La tradición oral de Calera de Tango, transmitida de generación en generación y que conocimos de cerca, fue la inspiración para este trabajo metodológico de investigación.
Como Historiador, basándome en el conjunto de los testimonios de los vecinos logré encontrar su origen histórico en documentos legales y fuentes oficiales para otorgarles una valoración de verdad histórica oficial. Los testimonios orales de los vecinos de Calera de Tango conservados como “una memoria comunitaria o memoria local”, a partir de mi trabajo de investigación y posterior redacción escrita, se convirtieron en una historia oficial.
Una vez que recopilé bastante información sobre la historia de la Fábrica de Pólvora, la “Historia de fundo Santa Inés” y sobre el “Ferrocarril de Santa Inés” pude ir observando que tales instituciones tenían bastantes aspectos comunes, como:
1.- Ocupaban un territorio común localizado al sur de la ciudad de San Bernardo.
2.- La fábrica nacida en 1872 y el fundo Santa Inés formado en 1881 fueron propiedades colindantes, porque territorialmente estaban una al lado de la otra.
3.- También fueron centros industriales que se ubicaron en sectores fuera del sector urbano de la ciudad de San Bernardo que era el centro administrativo. Eran por lo tanto sectores rurales de baja densidad de población.
4.- Estos centros industriales ocuparon la tecnología más avanzada de la época para realizar su producción, por ejemplo ambos el año 1900 tenían turbinas que producían energía eléctrica
5.- Ambas industrias crearon la empresa “Ferrocarril de Santa Inés” para transportar sus productos hacia la línea del Ferrocarril al sur en la estación de trenes de Nos – San Bernardo, a partir del año 1900.
6.- Ambas propiedades a través de los años fueron concentrando población, esto lo podemos observar en el incremento del número de habitantes de Los Bajos de San Agustín desde que se instaló la Fábrica el año 1872 porque presentaba 866 habitantes y posteriormente, cuando se retiró la Fábrica, en el año 1967, contaba con 4.500 habitantes, aproximadamente. De acuerdo al censo de 2017 el pueblo de Los Bajos es el sector más poblado de la comuna con 17.000 habitantes.
Estos elementos comunes que se repiten tanto en el desarrollo histórico de la Fábrica de Pólvora, como en la evolución del Fundo Santa Inés y también en la Historia del Ferrocarril, a mi juicio, están mostrando un tema mayor: que es la formación y desarrollo de un centro industrial al sur de San Bernardo a fines del siglo XIX.
La Historia de estas tres instituciones presentan también objetivos pioneros comunes en esta zona rural: como fue la elaboración de productos finales mediante procesos industriales, el transporte expedito durante todo el año mediante el ferrocarril y la comercialización de sus productos hacia cualquier lugar de Chile ocupando las vías férreas del Ferrocarril de Santa Inés y su proyección en la línea del Ferrocarril central.
La Historia de la Fábrica de Pólvora y la Historia del Fundo Santa Inés son dos libros que tengo escritos, como se dijo, desde el año 2012, están archivados en mi escritorio esperando financiamiento. Cuando ambos libros se publiquen se unirán al libro que publiqué el presente año sobre la Historia del Ferrocarril de Santa Inés; así se podrá apreciar de mejor manera el panorama del centro industrial mencionado.
Las Bases de Nuestra Identidad
Es un concepto que hace referencia a la visión sobre el pasado, sobre su entorno y sobre sí mismo que construye el habitante de Calera de Tango, como también quienes viven en Los Bajos de San Agustín y de la misma forma todos los vecinos del sur de San Bernardo. “Las bases de nuestra identidad” es una fuente que explica el pasado de una comunidad, constituyéndose de esa forma, en una herramienta para orientar a ese grupo social en la comprensión de su realidad presente.
En cuanto al individuo, le entregará un sustento del conocimiento, que le permitirá tomar conciencia del lugar que ocupa como sujeto histórico y como integrante de una comunidad.
Para que este sujeto histórico tome conciencia del pasado del sector en que vive necesita conocer la Historia del sur de San Bernardo. Surge entonces la pregunta ¿De qué manera el habitante del sector sur de San Bernardo podrá construir una conciencia de sí mismo o identidad si no existen los libros que cuenten metodológicamente la Historia de esta zona?
Como respuesta a esta problemática entran en escena los libros que escribí el año 2012: La Historia de La Fábrica de Pólvora, La Historia del Fundo Santa Inés y de su Ferrocarril, que son aportes inéditos en la información del pasado de todo este sector. Para los habitantes de Calera de Tango, San Bernardo y Santiago, las fuentes históricas, sociales y económicas son claves para comprender su pasado.
El pasado de estas tres entidades que se relatan en mis libros[1] son bases del conocimiento sobre el pasado que servirá para construir una identidad en cualquier habitante del sur de San Bernardo.
El Historiador muestra el letrero original de La Fábrica de Pólvora
A partir del año 1872 influyeron en el origen de distintos aspectos del sector sur de San Bernardo que se mantienen hasta el presente, entre ellos podemos destacar:
a) El diseño y ordenamiento territorial de una parte de Los Bajos de San Agustín, de Santa Inés y de Calera de Tango.
b) El establecimiento de la Fábrica de Pólvora influyó en el aspecto social de sus habitantes, debido a que el trabajo en la industria de la pólvora fue atrayendo población, la cual se arraigó de forma definitiva en Los Bajos de San Agustín; ¿Cómo ocurrió este proceso? Esto ocurrió porque la industria de la pólvora ocupó 23 hectáreas de extensión, dentro de sus muros construyó casas para que vivieran el trabajador y su familia, también tenía habitaciones para los obreros solteros. De esa manera fue creándose un barrio propio solamente de trabajadores de la Fábrica.
c) Por otra parte, un gran número de trabajadores locales que eran integrantes de las familias que vivían en Los Bajos de San Agustín ocuparon puestos de trabajo en esta industria, pero la diferencia fue que ellos vivían en sus hogares, fuera de las dependencias de la Fábrica.
d) En ese proceso, los nuevos habitantes de Los Bajos y los que eran del sector, ligaron su vida, la vida de sus familias y la vida de sus vecinos (también compañeros de trabajo) con la Fábrica de Pólvora. Esa ligazón o identificación directa entre “trabajo y forma de vida en torno a la industria” construyó una identidad en ese conjunto de habitantes. En esa identificación se encuentra el origen de los relatos de los vecinos de Calera de Tango que contaban historias sobre “la Fábrica”, relatos con matices alegres y trágicos que se presentaron durante todo el siglo XX y se mantienen hasta el presente.
e) El recuerdo de los hechos ocurridos en La Fábrica de Pólvora, se mantuvieron en el tiempo transmitidos de generación en generación. Debido a ese proceso, de gran extensión en el tiempo y localizado en un territorio como Los Bajos de San Agustín, fueron convirtiéndose en una “memoria de la comunidad”; esta comunidad de hijos, nietos o bisnietos de los obreros de la industria, de los vecinos y sus cercanos, se encargó de mantenerlos, otorgando un sustento con el cual se construyó una identidad en los habitantes de Los Bajos y de Calera de Tango.
En ese sentido, la escritura de los libros “El ferrocarril de Santa Inés”, La Historia de la Fábrica de Pólvora” y “La Historia del Fundo Santa Inés”, en conjunto recogen esa identidad de la comunidad construida por sus propios habitantes a lo largo del tiempo en base al trabajo de la pólvora, como también al trabajo agrícola dentro del fundo Santa Inés.[2]
Trabajadores de la Fábrica de Pólvora, década de 1930, gentileza familia Quiroz Carrasco
La investigación duró 10 años en total. Comencé a investigar en fuentes primarias cerca del año 2007, posteriormente el año 2012 terminé los estudios de fuentes, redacté los tres libros y fueron registrados como Propiedad intelectual. A partir del año 2012 se redactaron las entrevistas a los vecinos, se realizaron nuevas entrevistas y se complementó la información inicial con imágenes alusivas a las Historias recopiladas.
Los principales problemas presentados fue la falta de información escrita sobre los tres temas mencionados (Fábrica de Pólvora, Fundo Santa Inés y su ferrocarril). En ninguna biblioteca de Chile o institución existían estudios metódicos sobre su pasado, solamente tenía los relatos verbales de los vecinos de Calera de Tango, San Bernardo y Nos.
En relación al fundo Santa Inés no existía alguna publicación que explicara su desarrollo histórico. En esa época realizando una búsqueda en fuentes de internet encontré un párrafo que relataba brevemente algunas características del Ferrocarril de Santa Inés en el libro “The tramways of Chile 1858 -1978”, cuyo autor es Allen Morrison (Año 1992, página 103). Después de haber consultado en distintas Municipalidades, en archivos ferroviarios de nuestro país, en archivos del Ejército de Chile, y otras instituciones, durante los primeros años de iniciada la investigación no se encontró alguna información importante.
Otro de los problemas principales fue la falta de apoyo financiero de alguna institución, como por ejemplo de alguna Municipalidad, fundación o privados para realizar la investigación histórica. La investigación la realicé con recursos propios y con esfuerzo personal sin tener apoyo de alguna autoridad o entidad cultural.
De la misma forma, cuando los libros estuvieron escritos el año 2012 junto con una colega Profesora solicitamos fondos a una “Municipalidad determinada” para publicar el Libro “Historia de la Fábrica de Pólvora 1872 – 1967”, recibiendo una respuesta negativa. Recuerdo que ese año también postulamos al “Fondo del libro” y desde el gobierno se rechazó la solicitud. Hasta la fecha el libro se encuentra escrito, terminado y archivado en mi escritorio, sin publicar, por falta de recursos.
En ese mismo sentido, el libro “Historia del fundo Santa Inés 1881 -1948” se encuentra terminado y guardado en uno de los cajones de mi escritorio esperando financiamiento.
En estas situaciones se muestra un problema permanente: la indiferencia de las autoridades para apoyar investigaciones, publicaciones y fomento en iniciativas como las planteadas. La publicación de la Historia de la Fábrica de Pólvora y de la Historia del Fundo Santa Inés promovería el conocimiento público del patrimonio, la información tecnológica, económica, social y cultural del sector sur de San Bernardo. Al contar con esta base histórica, las instituciones podrán desarrollar numerosos proyectos en beneficio de estos territorios.
Para matizar puedo decir que el año 2023 participé en los Premios Literarios Municipales de San Bernardo con la historia del Ferrocarril de Nos a Santa Inés y obtuve el primer lugar en genero referencial (Ensayo). El premio era un diploma y un aporte importante en dinero. Con ese dinero tuve los recursos económicos para publicar el libro que presentamos en esta entrevista. De no haber obtenido ningún premio, el libro el ferrocarril de Santa Inés y los otros dos libros mencionados seguirían esperando recursos para llegar a ser publicados.
En este punto agradezco a Marcelo Mallea y al periódico “La voz de San Bernardo” que es una plataforma que hace público el trabajo de muchos agentes culturales de distintas comunas del sur de Santiago; sin el apoyo de este medio de comunicación muchas historias de esfuerzo de muchas personas serían invisibles.
Logré encontrar la información escuchando los testimonios de los vecinos de Calera de Tango, de las personas sencillas, de hombres y mujeres de la tercera edad que generosamente comunicaron sus recuerdos a nuestra familia.
Los estudios universitarios me entregaron las herramientas metodológicas para descubrir en los documentos oficiales la información que nos habían transmitido los vecinos y la comunidad. Por cierto, la investigación duró varios años porque la información no se encontraba en un archivo solamente, se encuentra repartida en distintas instituciones, por todo Santiago.
Procedimentalmente al principio fue encontrar una fuente oficial, que como una pieza aislada de un gran rompecabezas, no bastaba para conocer todo el panorama histórico porque faltaban las demás piezas para completarlo, esa primera pieza llevó a encontrar la siguiente y de ésta a la que venía después; de esa forma se unió una pieza con otra hasta completar el rompecabezas de la Historia de las tres entidades.
Creo que no trabajé solo, mi trabajo histórico es el resultado de haber tenido la percepción personal de valorizar los relatos de la “memoria comunitaria” como fuente de investigación. Pero al mismo tiempo, al investigar, debía mantener una visión objetiva de esos relatos para buscar en los “documentos oficiales” el respaldo de ellos. Ese procedimiento pudo llevarse a cabo porque el trabajo de investigación fue desarrollándose en un dialogo permanente con los vecinos, los documentos oficiales y el Historiador que escribe.
Debo agradecer a Dios que puso en mi camino a las personas exactas que me ayudaron, como mi familia, Padre, Madre, hermanos, los vecinos, los funcionarios de archivos y bibliotecas, hasta las personas más humildes de distintos lugares me instruyeron en el conocimiento del pasado.
También debo agradecer a Dios que me hizo buscar en las fuentes correctas la información que permitió construir esta historia del sur de San Bernardo, Él abrió las puertas del conocimiento histórico para que este servidor pudiera escribir el pasado que valorizan actualmente muchas personas en Calera de Tango y en otras comunas.
La importancia a un nivel estratégico del Ferrocarril de Santa Inés se relaciona con su origen histórico. Si nos enfocamos a la ciudad de San Bernardo el año 1897, tenemos una ciudad cuyo radio urbano hacia el sur de acuerdo a los estudios del Historiador Dino Rojas, llegaba hasta “La Población Herrera” desde ese lugar hacia el sur se extendían propiedades rurales como era el sector de Nos.
Pues bien, la Fábrica de Pólvora localizada en Los Bajos de Sana Agustín a una distancia aproximada de ocho kilómetros del centro de San Bernardo, transportaba en carretas tiradas por caballo los barriles de pólvora para embarcarlos en la estación de trenes de San Bernardo.
Es decir, la carga explosiva de esta industria pasaba por el radio urbano de la ciudad, que por entonces contaba con 7.591 habitantes. Advertidas de esta situación las autoridades Municipales de San Bernardo, prohibieron a la industria el tránsito de pólvora por la ciudad desde el 15 de enero de 1898, teniendo que embarcar su producción en la Estación de trenes de Nos.
Antigua estación de trenes de Nos (Demolida)
Esta medida provocó una gran polémica entre los representantes británicos de la Fábrica de Pólvora y las autoridades de San Bernardo, situación que se mantuvo hasta fines de 1899.
Finalmente, los representantes de la Fábrica de Pólvora y el dueño del fundo Santa Inés, don Salvador Izquierdo Sanfuentes, acordaron construir una línea de Ferrocarril que solucionaría el traslado y embarque de pólvora durante todo el año desde Calera de Tango hacia la estación de trenes de Nos a partir del año 1900.
A esta actividad inicial se le sumó el traslado de insumos y productos terminados desde el Fundo Santa Inés hasta dicha estación de trenes, como también para el servicio de pasajeros entre las localidades mencionadas hasta el cierre de sus actividades en 1948.
Como se explica, estratégicamente el Ferrocarril de Santa Inés conectó la producción local del fundo Santa Inés, de la Fábrica de Pólvora y a los habitantes de estos sectores con la principal vía de transporte que existía en Chile: que era la línea del Ferrocarril de Santiago al sur, ubicada al sur de San Bernardo en Nos.
De esa manera, el desarrollo económico de Santiago, de San Bernardo y de Calera de Tango fue estimulado acelerando el intercambio comercial de estas localidades en distintos ámbitos gracias a la creación del ferrocarril de Santa Inés.
La Señora Delia Matte Pérez, esposa de don Salvador Izquierdo propietaria del Fundo Santa Inés
Don Salvador Izquierdo Sanfuentes, esposo de doña Delia Matte, propietario del Fundo Santa Inés
La importancia histórica del ferrocarril de Santa Inés desde un punto de vista simbólico
Como expresan varios estudiosos, el ferrocarril es el símbolo del progreso de la Revolución industrial en todo el mundo. En nuestro país no fue la excepción, en un sentido logístico la creación del Ferrocarril de Santiago al sur permitió el avance económico, comercial y social de las localidades del valle central.
De esa misma manera, el ferrocarril llegó a San Bernardo inaugurándose la estación de San Bernardo el 16 de Septiembre de 1857, según el historiador Marcelino Romero, la estación de Nos fue creada por los dueños de ese fundo en 1858 para embarcar sus productos para ser comercializados en distintos centros urbanos.
En un sentido simbólico; las personas recuerdan a los Ferrocarriles con gran añoranza, sus testimonios reflejan opiniones positivas en las cuales se observan vívidos recuerdos de viajes junto a sus familias. Para el caso del ferrocarril de Santa Inés, las personas de la tercera edad recuerdan con mucho cariño “el carrito de Santa Inés”, porque muchos de ellos viajaron en él. ¿Por qué lo recuerdan de forma positiva?
La Señora Irma Pacheco, vecina de Los Bajos de San Agustín de 95 años nos contó que era el único transporte de pasajeros que existía en aquella época, en la cual podía trasladarse la mayoría de las personas.
Su hermano, don Eduardo Pacheco de 89 años, fue ayudante del conductor del Ferrocarril de Santa Inés, porque era inquilino-trabajador del fundo, recuerda con gran entusiasmo la historia del Ferrocarril porque viajó muchas veces en este medio de transporte, conoce los detalles técnicos y la ruta del Ferrocarril.
Los testimonios de otros vecinos sobre el ferrocarril de Santa Inés coinciden en que este fundo tuvo un gran desarrollo tecnológico, agrícola y comercial, situación que no se mantuvo en el tiempo en el sector de Santa Inés. En ese sentido, las personas que conocieron el Ferrocarril y el fundo Santa Inés comparan el gran progreso que ellos observaron de manera directa en su entorno durante la primera mitad del siglo XX con el abandono en que se encuentra la localidad de Santa Inés en la actualidad.
Para ejemplificar, en la fecha en que se escribió esta entrevista, no existe un transporte de pasajeros directo entre Santa Inés y San Bernardo. Durante los años 1900 y 1948 el Ferrocarril de Santa Inés había solucionado esta falta de transporte de pasajeros.
Don Eduardo Pacheco González
Don Eduardo, la Señora Irma Pacheco González y el Historiador
Dentro de lo positivo, lo que más me sorprendió fue ir descubriendo poco a poco que en el sector de Los Bajos de San Agustín y de Santa Inés, a partir del año 1872, se conformó un centro industrial que estaba formado por dos industrias.
Una industria de productos agrícolas como fue el fundo Santa Inés y la otra industria, la Fábrica Nacional de Pólvora. En aquella época estas industrias pudieron instalase debido a varias condiciones; una de las principales fue encontrarse en los sectores rurales de su capital administrativa el Departamento de La Victoria cuya sede era la ciudad de San Bernardo.
De esa forma, los sectores como Los Bajos, Santa Inés y Calera de Tango fueron incorporadas a una dinámica de modernización regional, por ejemplo la construcción del Ferrocarril de Santiago al sur, también a una modernización urbana materializada en la apertura de la estación de trenes de Nos y la oferta de servicios en varios ámbitos de la ciudad de San Bernardo.
Es decir, con la instalación de la Fábrica de Pólvora, junto con la creación del Fundo Santa Inés promovieron en gran medida la modernización del pueblo de Los Bajos de San Agustín, modernización que fue completada y acelerada con la apertura del Ferrocarril de Santa Inés.
Estas localidades fueron definitivamente incorporadas a una modernización nacional promovida por la tecnología, el comercio y la oferta de servicios de los centros urbanos representados por las ciudades de San Bernardo y Santiago.
Lo que, para mi sorpresa, resultó ser negativo fue la falta de interés de distintos agentes culturales actuales, también de autoridades Municipales y organismos dedicados al turismo que no promueven la investigación ni tampoco la conservación de inmuebles, lugares patrimoniales o la construcción de señaléticas que ayuden a educar a la comunidad sobre el patrimonio local del sur de San Bernardo.
Por ejemplo, la primera estación de trenes de Nos fue abandonada y finalmente demolida cerca del año 2000; en el lugar no existe una señalética que explique el pasado de ese lugar, como siempre los vecinos del sector mantienen esa información en sus recuerdos.
Varios historiadores de San Bernardo plantean que a fines del siglo XIX el sector urbano de San Bernardo estaba delimitado por el norte hasta Avenida Colón, por el sur hasta la Población Herrera por el oriente, su límite era la línea del ferrocarril y al poniente llegaba hasta la “Avenida América”, fuera del perímetro descrito el territorio de San Bernardo eran extensiones agrícolas con uso extensivo del suelo.
En un contexto político, el año 1899 gobernaba nuestro país don Federico Errázuriz Echaurren, quien ocupó el cargo de Presidente de la República durante el cambio de siglo. El Alcalde de San Bernardo en aquella época era don Jorge Valdivieso Blanco y a su vez, el Alcalde de Calera de Tango era don Pedro Ruiz Tagle.
En el ámbito social, Chile contaba entonces con 2.712.145 habitantes, la capital Santiago, tenía 312.467 habitantes, en San Bernardo habitaban 7.591 personas, Calera de Tango presentaba 5.400 habitantes en total, de ellos, un sector de esta comuna, llamado Los Bajos de San Agustín presentaba 1000 habitantes incluyendo al Fundo Santa Inés.
La población urbana de Chile era de 1.290.364 habitantes, lo que representaba un 46,3% de la población nacional, en cambio, la población rural era de 1.438.805 personas, lo que significaba que un 53,7 % de los chilenos vivían en sectores rurales[3].
Este último antecedente nos permite observar que la forma de vida de las personas que habitaban en las afueras de los sectores urbanos era una vida de cultura campesina[4], sus paisajes predominantes eran netamente rurales. Para ejemplificar, el territorio que rodeaba a la estación de trenes de Nos correspondía a la “Hijuela las Lilas” que fue una de las cuatro propiedades en que se dividió el antiguo “Fundo Nos”[5].
La vida de los campesinos en los fundos se caracterizaba por una relación de inquilinaje, es decir, una familia trabajaba solamente para un fundo, existiendo una dependencia hacia el dueño del fundo o patrón; quien les permitían construir viviendas en un pequeño terreno, pero sin otorgarles la titularidad de la tierra, de esa forma el inquilino no podía convertirse en propietario.
En cuanto al trabajo en la mayoría de los casos no existía un contrato de trabajo escrito, si no que la relación laboral se realizaba en forma verbal. Generaciones y generaciones de familias tuvieron esta forma de vida dentro de los fundos. Lo anterior se puede matizar planteando que existieron pequeños campesinos independientes, peones o trabajadores que se convertían en especialistas en un oficio agrícola lo que les otorgó una autonomía laboral.
Muchos productos de los fundos abastecían a los centros urbanos de San Bernardo, Santiago y a otras ciudades, entre ellos encontramos: el pasto que servía para los caballos de los carruajes. La alfalfa que servía de alimento para distintos animales como los vacunos.
Las frutas y verduras de la estación no podían faltar en los puestos de los comerciantes en las ciudades, en las ferias o en los mercados. Los fundos que tenían establos vendían la producción lechera para el consumo en los pueblos.
Los fundos de esta zona de San Bernardo también vendían el grano de trigo, legumbres como porotos del año. En primavera o verano vendían legumbres como las habas, porotos granados, verdes, habas, etc.
Ejemplo de esta forma de vida la encontramos en distintas propiedades de San Bernardo, como el sector del fundo de Nos, San José, Santa Inés, San Antonio del Valle Verde y muchos otros.
El trabajo de fabricación de pólvora en Calera de Tango era netamente industrial. ¿Qué significa esta afirmación? Significa que desde su origen, en el año 1872 ocupó maquinaria (hidráulica) para transformar las materias primas en su producto elaborado. Debido a lo anterior, existían tres turbinas en el canal de riego llamado San Vicente que proporcionaba la fuerza del agua para movilizar la maquinaría y también producir energía eléctrica para la iluminación de las instalaciones de la fábrica.
De acuerdo a estos antecedentes, se puede decir con propiedad que la Fábrica de Pólvora de Los Bajos de San Agustín fue la primera industria de Calera de Tango en el sentido de ser el primer establecimiento que transformó materias primas para elaborar un producto final ocupando maquinaria.
Por historia, entre 1872 y 1875 fue propiedad del chileno Francisco Bravo Cuadra, quien ese último año realizó una sociedad comercial con una firma británica llamada Johnson and Johnson Company. El año 1877 falleció don Francisco Bravo Cuadra y la industria pasó a ser propiedad únicamente de la firma inglesa la cual extendió la comercialización de la pólvora hacia todo el mundo.
La administración británica de la Fábrica de Pólvora desde 1877 hasta su cierre definitivo el año 1967, tuvo un cambio estructural manifestado en una producción con áreas definidas, con tareas determinadas, con una jerarquía administrativa. En un sentido territorial, a través de los años fue extendiendo su superficie hasta ocupar 23 hectáreas. En su proceso de expansión territorial diseñó barrios con casas para las familias de los trabajadores, organizó el horario de trabajo en jornadas determinadas. Empleaba a los trabadores estableciendo contratos escritos de trabajo con un salario que se pagaba semanalmente.
Todas estas características descritas manifiestan el carácter de una industria moderna. En un sentido social, por primera vez, los trabajadores locales de Calera de Tango, que habían sido por generaciones inquilinos de los fundos, al ser incorporados a la Fábrica mediante un contrato de trabajo pasaron a convertirse en obreros.
Como se dijo, las condiciones laborales de los obreros estaban reguladas en el contrato de trabajo, el cual estipulaba las obligaciones de los dueños de la Fábrica y los deberes de los trabajadores. El trabajo era distribuido de acuerdo a la actividad que cada trabajador realizaba de acuerdo a su área de producción.
Por ejemplo, había trabajadores con mayor experiencia llamados “trapicheros” quienes mezclaban el azufre, el salitre y el carbón en las maquinas que trituraban estos elementos; ellos tenían un ayudante que les acercaban los insumos.
Otros trabajadores organizados en “cuadrillas” transportaban la pólvora elaborada en carretillas de madera hasta los secadores que eran como mesones en donde se secaba la pólvora directamente a la luz del sol.
El trabajo estaba normalizado por las reglas escritas que aparecen junto al contrato de trabajo, como un actual reglamento interno y se tomaban algunas medidas de precaución, como por ejemplo que los trabajadores debían usar alpargatas para no provocar roce o chispas, también estaba estrictamente prohibido fumar o encender fuego dentro de la fábrica o en las casas en las cuales vivían sus trabajadores.
Letrero original de la Fábrica Nacional de Pólvora, la ortografía con la cual se escribió el texto muestra la antigüedad de esta industria
Todas las mañanas el ingeniero jefe de la planta revisaba el mecanismo de los trapiches para que no se soltaran piezas de metal que pudieran eventualmente provocar chispas y una posterior explosión. Existían baldes con arena y con agua para atacar un incendio cuando se produjera.
Sin embargo, estas medidas no evitaron las explosiones de la industria de la pólvora, que de acuerdo a los testimonios de un antiguo trabajador llamado don Manuel Morán quien expresó que a lo largo de su vida como trabajador de esta industria había sido testigo de cincuenta explosiones. Agregó que la Fábrica explosionó hasta los últimos años en que existió.
Las explosiones que se encuentran documentadas en la prensa chilena, son las de 1930 y la de 1946. En la primera fallecieron dos obreros y en la segunda ocho trabajadores. Sus muertes fueron violentas, inesperadas y trágicas. Los vecinos recuerdan con tristeza que las partes de los cuerpos de los trabajadores que murieron quedaban esparcidas por distintos lugares de la planta industrial. Sus restos eran buscados en los alrededores para brindarles su velorio y posterior entierro. Los obreros que sobrevivieron sufrieron quemaduras debido a estas explosiones. En otras ocasiones en que no se produjeron explosiones, los incendios dejaban gran cantidad de obreros heridos por las quemaduras.
Consultando a un integrante del Sindicato de Trabajadores de la Fábrica de Pólvora, don José Lagos, ¿si las viudas o hijos de los obreros que murieron o quedaron heridos, se les compensaba con algún tipo indemnización o seguro? Su respuesta fue negativa porque la industria no cancelaba ningún tipo de indemnización por estos accidentes.
La explosión que más afectó a los habitantes de Calera de Tango y del sur de San Bernardo fue la del día 15 de Mayo 1946, que como se dijo fallecieron ocho trabajadores y muchos otros quedaron heridos.
Don Nicolás Alzamora afirmó que ese día se escuchó un estruendo que estremeció la tierra como un terremoto, los vidrios de las casas se rompieron y también se quebraron los vidrios de las casas ubicadas en el sector del “Valle Verde” en San Bernardo, a una distancia aproximada de ocho kilómetros.
Otros vecinos que se encontraban trabajando en el campo escucharon la explosión y vieron la humareda, comprendieron que se trataba de otro accidente en la Fábrica de Pólvora. Ellos, dejaron su trabajo, llamaron a sus amigos que los acompañaban y se acercaron todos corriendo hacia la Fábrica para ayudar.
La señora María Lagos, mi Madre, me contaba que las planchas de zinc de la Fábrica fueron expulsadas a una distancia de tres kilómetros.
En esa explosión, don Manuel Morán perdió a su hermano llamado Carlos Morán.
La explosión generó un trauma colectivo en la comunidad, marcado por la tristeza, la conmoción y el recuerdo recurrente de las víctimas y los daños materiales.
Territorialmente, las explosiones de la Fábrica ocurrían hacia el sector sur de la industria, en donde se almacenaba la pólvora ya terminada, llamada “el área del polvorín”, sector habitacional de Los Bajos de San Agustín que actualmente se conoce como “Villa las Parcelas”
En cuanto a la Fábrica de Pólvora:
Una de sus instalaciones originales corresponde a una bodega construida de adobe que se encuentra dentro de los terrenos de la Municipalidad de Calera de Tango, se le conoce como “Salón de los espejos”
Otra instalación que no es original son las dependencias donde funciona la Municipalidad de Calera de Tango, que fueron las oficinas de la gerencia de la industria británica
Existe actualmente un grupo de casas “para solteros” en la calle Los Olmos, que se encuentran habitadas por los descendientes de los antiguos trabajadores de la industria de la pólvora.
Casas de la Fábrica facilitada a los trabajadores solteros localizadas en calle Los Olmos,
paradero 5 de Los Bajos de San Agustín en la comuna de Calera de Tango
También se encuentran casas individuales que pertenecían a la Fábrica de Pólvora en la calle Ignacio Carrera Pinto y Los Atacameños
A los pies del cerro Pucará podemos encontrar en la entrada, unas piedras con forma de círculo de un diámetro aproximado de tres metros que fueron partes de los trapiches de la Fábrica de Pólvora.
El año 2023 la Comuna de Calera de Tango, construyó un “Memorial” que recuerda a los trabajadores de la Fábrica de Pólvora. Consiste en un monolito que presenta el letrero original de esta industria como también una parte de los antiguos trapiches con los cuales se producía el material explosivo. Se encuentra en Los Bajos de San Agustín, en el paradero cinco, en la vereda norte de la Avenida Calera de Tango.
Memorial e Historiador Claudio Aguayo Lagos
Memorial inaugurado con presencia de ex-trabajadores de la Fábrica
Memorial que la Comuna de Calera de Tango construyó para recordar
a la Fábrica de Pólvora, 27 de Mayo 2023
Inauguración del Memorial con antiguos trabajadores y sus familiares
Indicios del Fundo Santa Inés y de su Ferrocarril
En cuanto al Fundo Santa Inés encontramos en las instalaciones del Servicio Nacional de Menores (SENAME) los árboles centenarios del antiguo parque del fundo. Las casas fueron demolidas o se perdieron en incendios de acuerdo a las versiones de los vecinos
En esta misma institución de protección a la infancia se encuentra una parte del camino del Ferrocarril de Santa Inés pero no existen sus rieles.
Por el lado sur del camino de Santa Inés, frente al Sename, se encuentra la empresa “Metalbras” que mantiene un antiguo galpón que formaba parte de la Fábrica de Conservas de Santa Inés.
Por ese mismo sector, como un kilómetro y medio hacia el oriente, existen los restos de una turbina que fue construida por don Salvador Izquierdo cerca del año 1900 para producir electricidad para la iluminación de las casas del fundo y para la maquinaría de la industria de la fruta.
En cuanto a indicios materiales del Ferrocarril de Santa Inés hasta el momento no se han encontrado, tampoco existe algún recorrido patrimonial o señalética que instruya sobre su existencia. No existe este tipo de elementos educativos ni en Santa Inés, ni en Los Bajos de San Agustín, tampoco en el sector de Nos, ni en San Bernardo.
Lo planteado es un tema muy importante. Se puede abordar desde distintos puntos de vista. Para no plantearlo en forma negativa podemos estudiarlo desde la calidad de vida. No sé si las autoridades de la comuna de San Bernardo tienen un plan regulador que justamente diseñe los distintos sectores de manera ordenada.
En otros países observamos que los sectores industriales se encuentran concentrados en lugares específicos alejados de los sectores residenciales. En los sectores residenciales existen obviamente construcciones destinadas a la habitación, rodeados con extensos parques que presentan zonas de esparcimiento para los adultos, jóvenes y niños.
Si ustedes observan, en muchos sectores de San Bernardo se ocupan extensos terrenos para bodegas, por ejemplo en el sector de Nos en la vereda norte del camino “La Capilla” (antiguo fundo San José) se están construyendo innumerables bodegas que avanzando hacia el norte llegan hasta la ruta G- 34 o avenida Calera de Tango, estas bodegas fueron construidas sobre terrenos agrícolas. Si ustedes recuerdan ese mismo proceso ocurrió en el ex fundo “El Peñón” oeste donde se instalaron las bodegas de Walmart.
Si no existe una planificación ordenada de los distintos sectores de la ciudad, en pocos años se perderán muchos terrenos fértiles que son productores de alimentos en San Bernardo, conformando como resultado un mosaico inarticulado de terrenos que mezclarán espacios destinados a la habitación, a la producción agrícola y al uso de extensos terrenos destinados a bodegas.
No estoy en contra del desarrollo económico, pero que ese desarrollo económico vaya acompañado de una planificación ordenada de los sectores del territorio que conlleven a una calidad de vida que vaya mejorando con el tiempo.
¿Cómo imagino el futuro de la ciudad de San Bernardo?
Lo negativo:
De continuar la falta de planificación de la ciudad se acentuarán los problemas territoriales como los “tacos” que se generan en la mayoría de los caminos del centro de la ciudad como también en sus caminos rurales.
Si las autoridades no generan políticas más eficaces en cuanto a la seguridad, se intensificarán los asaltos, encerronas y portonazos en distintos sectores de la ciudad, provocando inseguridad en la vida cotidiana de los habitantes de San Bernardo.
Lo positivo:
San Bernardo en la actualidad tiene instituciones culturales, agrupaciones y agentes culturales que pueden educar a la población en la valoración de nuestra propia cultura e identidad. Si las autoridades fomentan la educación en historia, cultura y patrimonio, las personas valorarán más su entorno y trabajarán para preservarlo. Un ejemplo de esto es el trabajo de rescate del barrio “Obrero Ferroviario” que se encuentra en torno a la Plaza Guarello.
Ustedes pueden comunicarse con el autor mediante las siguientes direcciones:
A través de Facebook en página Claudio Andrés Aguayo Lagos
En Instagram: @claudioaguayolagos
En el correo electrónico claudioaguayohistoriador@gmail.com
Fotografía Portada: El Ferrocarril de Santa Inés año 1904, saliendo de las Casas Patronales del Fundo. En Catalogo número IV, año 1904
[1] Se refiere a la Fábrica de Pólvora, al Fundo Santa Inés y al ferrocarril de Santa Inés. [2] Las Bases de Nuestra Identidad como se explicó es una conceptualización epistemológica, pero estructuralmente también la planteamos como un depósito o fondo del conocimiento histórico sobre esta zona al sur de Santiago, es decir, “las bases de nuestra identidad no es un depósito cerrado” es un lugar del conocimiento que se abre para recibir aportes histórico que alimenten nuestra construcción de identidad. Por ejemplo otro libro que tengo escrito sin publicar se titula “El Curato de Tango, su importancia histórica en el origen de nuestra identidad cristiana” es una investigación que relata la historia de este estor sur de San Bernardo llamado “Tango” durante la época de la Conquista, la Colonia y la República que “se puede incluir también en las bases de nuestra identidad, debido a que aporta conocimientos sobre nuestro pasado que servirán para construir paulatinamente nuestra identidad. Por tanto “Las Bases de Nuestra Identidad”, es una invitación para que otros autores puedan realizar aportes al conocimiento histórico, social, económico, urbanístico o cultural de nuestra comunidad. [3] “Censos de la República de Chile, 28 de noviembre de 1895”, en Biblioteca Nacional de Chile, sección Periódicos y Micro formatos, mica número 3054. Se complementa esta información sobre los habitantes del sector de “Los Bajos de San Agustín” en “Carta del Alcalde de Calera de Tango don Pedro Ruiz Tagle al Gobernador de San Bernardo” en la cual solicita el nombramiento de “Villa” para Los Bajos, el 04 de diciembre de 1901. En Archivo Nacional Histórico Fondo Gobernación de La Victoria, Volumen 165, sin foliar. [4] El Cartógrafo Dino Rojas Alfaro, plantea que el territorio fundacional y urbano de la Ciudad de San Bernardo de 1821 se extendió hacia el oriente con la llegada del Ferrocarril el año 1857, a su vez, hacia el límite sur original que llegaba hasta la calle San José se extendió con la creación de “La Población Herrera” a partir del año 1879. En Rojas Alfaro, Dino: “Origen y desarrollo de la ciudad de San Bernardo 1801 - 1891” “Historias de San Bernardo” Edición de la Ilustre Municipalidad de San Bernardo, año 2021, páginas 43 - 45 [5] Marcelino Romero, entrevista realizada por el autor de este Ensayo, 07 de Julio de 2023, también en Dino Rojas Alfaro “Reconstrucción cartográfica del territorio de la Comuna de San Bernardo 1891 – 1930” Tesis para la Universidad Tecnológica Metropolitana, página 122. Santiago año 2015. El autor plantea que el antiguo Fundo llamado Nos se dividió en cuatro Hijuelas conocidas como: Las Lilas, Santa Filomena, San León y Lepanto, aunque todo este sector, por la costumbre y la memoria de las personas continuó siendo llamado Nos.
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Excelente brillante un gran investigador.Felicitaciones.