Nos reunimos en el parque municipal García de la Huerta, justo atrás de un vagón de tren, bautizado como “Expreso Tolstoyano”, en honor a la Colonia fundada en San Bernardo por ilustres artistas; el pintor Julio Ortiz de Zárate, y los escritores, Augusto D’Halmar, Fernando Santiván y Manuel Magallanes Moure, siguiendo los postulados filosóficos del escritor ruso León Tolstoi, que buscó desarrollar una comunidad en total armonía con la naturaleza, no violenta y libertaria, en su propiedad de Yásnaia Poliana.
Los escritores recogieron estos fundamentos e intentaron replicarlos en San Bernardo entre 1904 y 1905, época que es considerada “de oro”, para nuestra cultura pues coincide con una serie de hitos que más tarde desembocaría en la fundación del Ateneo de San Bernardo, en 1919, una de las instituciones centenarias y tradicionales que mantiene su vigencia hasta nuestros días, de la mano de Nelly Salas, su presidenta.
Ya instalados en el parque, Nelly pone en silencio su teléfono móvil, lo mismo hacemos, para quedar en total disposición a conversar.
Siempre atenta nos dedica atentamente unos minutos.
- Nelly, ¿cómo fueron tus comienzos en la literatura? – pregunto
“La verdad es que he estado yendo de un lugar a otro, y por eso mismo es difícil de decir que mi poesía se estacionó en una parte determinada, pero sí los comienzos fueron…más interrelacionados con la música porque cantaba mucho cuando era niña, ahora canto menos, pero igual lo hago con mi hijo, pero todo se enlazó con la música, igual que mi primer poema que le hice a las estrellas; para mí era algo sagrado todo lo que tenía que ver con el Universo, y era un misterio; a todos nos pasa eso cuando estamos chicos; miramos hacia arriba y esa inmensidad nos emociona, y fue el primer poema que hice a los 8 años de edad, lo recuerdo pero no lo tengo, y después en el período de los setentas estuve muy incentivada a hacer poesía, siempre poesía, de todo lo que pasaba y lo que pasó en ese tiempo en Chile, me llamaba mucho la atención los procesos de cambio que se estaban introduciendo, y la verdad es que mis poemas eran muy rudimentarios, por supuesto, porque nunca tuve la posibilidad de estudiar literatura…escribía bien, pero de todas maneras nunca tuve la oportunidad de estar en un taller literario, como tal” – responde
- ¿En qué año te fuiste de Chile?
“Después del Golpe, en 1973.
Me fui sola, porque alcancé a estudiar en la Universidad Católica y trabajar en la empresa Nacional de Minería; ahí llegaron cupos, becas para ir a estudiar a la ex Unión Soviética, porque era empeñosa, estudiaba, trabajaba y me sacrificaba mucho; entonces me dieron esa posibilidad, ese cupo, para irme a la ex Unión Soviética” – confirma
Una parte de su poesía es intimista, cerrada hacia los suyos, volcada al regreso que expresa muy bien en este texto:
“Un día, cuando nací en una ciudad / llamada Santiago / los pichones se agruparon a ensuciar / sus patas con el polvo de la calle Constancia
Era Navidad y se movían inquietos los niños / imaginándose correr en bicicletas / y las niñas con muñecas que traían de Iquique
Santiago era una ciudad de cordillera ardiente / las gentes viajaban en Vivaceta Matadero / Franklin era el centro de las compras y entretenciones / los domingos nos llevaban a los juegos Diana / los carruseles era la máxima entretención / en la calle San Diego
En las veredas brotaban los ciruelos / nadie sacaba sus frutos, eran adornos / quedaban como pinturas de Matta / en el suelo botados / el almendro era la reliquia en el patio de mi casa”
En este poema todavía inédito, titulado “Un día cuando nací”, ella se expresa con total soltura, de la mejor manera lárica, con una cámara fotográfica mental que extrae aquel Chile que debió abandonar, tal como lo prologó Volodia Teitelboim en 2007 para su libro “Mientras Regresan”:
“Dostoievski decía que San Petersburgo era la ‘ciudad más calculada y abstracta del mundo’. Hitler la tuvo sitiada mil días y mil noches, y nunca pudo tomarla.
Quien la hizo ciudad de su corazón, estudió allí, allí se enamoró, se casó, tuvo hijos, fue una modesta desconocida estudiante chilena.
Ella tenía su pequeña nostalgia, esa que los brasileños llaman ‘saudade’, se traduce o desemboca en las ganas de decirlo o escribirlo.
Estaba allí, estudiando ruso, echando de menos, ansiosa de hablar y escribir en castellano. La palabra estampada en papel sería su confidente, interlocutor, paño de lágrimas y lejano consuelo. Sentir nostalgia no era endulzar el nombre de Chile” – escribió Volodia para Nelly.
“Conocía a muchos estudiantes que habían estudiado allá, pero mi relación era más bien dicho…sentimental; me gustaba mucho el sistema que había allá, todo lo que mi padre me hablaba, que era un sistema muy justo, que la educación era gratuita, que la salud era gratuita, y todo eso, y bueno, la posibilidad de estudiar en otro país y aprender un idioma. Llamó mi atención la cultura, los grandes músicos, los grandes escritores” – dice
Economista de profesión, Nelly ha sabido conjugar muy bien su carrera con la poesía y en el rol de presidenta de Ateneo e integrante del directorio de la Sociedad de Escritores de Chile, SECH.
“Estudié economía, también hice un doctorado, estudié como 11 años: muchos años, y cuando llegué a Chile, la Universidad de Chile nos convalidó el título como ingenieros de ejecución, mientras tanto recibíamos el verdadero título que tenían nuestras carreras…más todo lo que estudié después; postgrado y un doctorado. Fue complicado encontrar trabajo en Chile, pero al final lo encontré en el Ministerio de Obras Públicas, se puede decir en forma profesional me acomodé para poder calzar con la Inspección de Vialidad; me enviaron a hacer muchos cursos, muchas capacitaciones, entonces de alguna manera de introduje en ese mundo que es el mundo de los caminos, de las obras viales, de la seguridad vial, de los puentes”
- ¿Cómo lo hiciste para aprender el idioma ruso?
“Al principio traté de comunicarme en inglés porque lo había estudiado en la universidad, y después, por supuesto que hice todo el empeño; me amanecí en las noches estudiando el ruso, porque la verdad es que es pesado. Imagínate que economía es un ramo que tenía muchas fuentes, que tenías que leer libracos grandes en ruso, fue complicado, no era solamente ingeniería, que quizás es más reducida en ese aspecto; tienes que ver procesos socioeconómicos, filosofía y todo lo demás, pero en ese aspecto era mucho más difícil. Al tercer año solamente comencé a afianzarme ya en el idioma y a sentir que ya lo dominaba en un 80 por ciento, y podía exponer en la universidad mis ideas.
Ahora hablo con claridad, es que el idioma siempre es práctica; si tú no practicas el idioma…olvídate, no puedes avanzar. Por supuesto que tenemos menos práctica, aún cuando con mi esposo nos comunicamos en ruso, porque él es ruso.
Igual hay una deficiencia porque ya no leo en ruso como antes, cuando llegué a Chile, la verdad es que me fue un poco complicado incluso hablar en español, porque estaba con el otro idioma estudiando, leyendo únicamente en ruso y perdí un poco de elasticidad con el idioma” – concluye
Nelly retornó junto a su familia en 1991, un año muy particular en lo político, marcado por el restablecimiento de la democracia y la entrega del informe Rettig.
“…consideré que mi lugar es aquí; no estábamos mal allá, estaba trabajando en la universidad, tenía aceptación en lo que hacía, en el campo de investigaciones de América Latina, pero la verdad es que pensé que iba a ser más útil, iba a entregar más en mi patria que en otra parte”
- ¿Cómo conjugas las dimensiones de la economía y la poesía?
“La poesía está intrínsecamente ligada a las ciencias. Recuerdo que en la universidad me podían estar dando una lección de economía, y de repente se me ocurrían poemas.
Creo que uno puede entrelazar la ciencia con la poesía, porque la poesía al final es todo; todo lo que tenemos a nuestro rededor, tú le puedes sacar poesía, hasta lo más burdo, quizás hasta lo más simple, tú le sacas, le extraes la poesía, y la entregas de esa manera en los procesos poéticos” – afirma
Prolífica y variada ha sido la obra de Nelly Salas al momento de hacer una retrospectiva; “Ingeniería Poética de Caminos” (2000), “Un Canto renacido por Leningrado” (2003), “Entre dos Mundos” (2006), “Mientras Regresan” (2008), “Notas Musicales” (2009), “Paloma Ensangrentada” (2014), “La Buscan con Candelas” (2016), “Ella vive bajo mis Pies” (2019) y ”La Última Estación” (2020), edita además la revista “Aurora Boreal”
“Me comuniqué mucho a través de su obra, por supuesto porque es un poeta de principios del siglo XX; Serguéi Esenin (o también Serguéi Yesenin), del siglo XIX con Aleksandr Pushkin, algunos poetas durante la Segunda Guerra Mundial y postguerra como Mijail Dudin, Víctor Andreev, poetas que tienen un lazo muy grande con América Latina y sobre todo con Chile, ellos sabían todo lo que había pasado en nuestro país, además hubo un movimiento solidario inmenso, creo que es un pueblo muy especial, con una gran visión del mundo, y por supuesto ellos saben muchísimo más de nuestra cultura, de nuestra literatura, de toda nuestra gente que lo que nosotros sabemos de ellos”
De autores chilenos, Nelly tiene sus preferencias. En otra entrevista, confesó su preferencia por Gonzalo Millán:
“Conocí muy jovencita a Gonzalo Millán por intermedio de mi profesora María Antonieta, de Artes Plásticas, en el Liceo de La Ligua, en donde hice mi secundaria o Humanidades como se llamaba en ese entonces. Gonzalo Millán era sobrino de mi profesora de Artes Plásticas, a ella le gustaba mucho como yo pintaba, me ponía puros “sietes”, pero se enojó mucho cuando supo que yo hacía las pinturas a casi todo el curso.
Gonzalo tenía en ese entonces 21 años (lo cuento en un libro de poesía aún inédito de historias de poetas), cuando editó su primer libro “Relación personal”, me lo regaló con una solemnidad única y sorprendente, después me leyó varios poemas”.
“Tengo muchos en verdad, además de Jorge Teillier, Pablo Neruda, la Gabriela, por supuesto, los grandes nuestros como Huidobro, Raúl Zurita, Carmen Berenguer a pesar que al principio me era difícil entenderla porque su poesía es puro sonido, pura música, sonidos que ella emite a través de las palabras” – cuenta
La poesía de Nelly se cruza con la realidad social, lo que sucede en el mundo y también con su vida, como en “Paloma Ensangrentada”, un retrato dramático, donde describe su sufrimiento y sentimiento al dejar su país, sin saber cuándo sería el regreso:
“Paloma Ensangrentada habla mucho de eso, porque es la niña que salió de Chile en condiciones muy dramáticas. Mis padres, en 3 meses no tenían idea si yo había llegado a mi destino o no, porque salí a través de otros países, entonces el libro de alguna manera se introduce en ese tiempo, donde arriesgué mi vida para salir a estudiar, porque esa era mi meta y no otra cosa” – revela
- En tus textos siempre está presente la naturaleza…
“…desde mi infancia, viví en Cabildo 10 años, mi padre trabajaba para la Empresa Nacional de Minería, lo trasladaron para allá a una planta que todavía está. Recuerdo que vivíamos en un cerro, muy cerca del río, con un huerto inmenso que tenía paltos, naranjos y limones.
Siempre soñé con vivir en las faldas de un cerro, creo que también, por eso mismo, vivimos de esa manera en Paine, en los cerros, no es fácil pero la naturaleza para mí es todo, no podría estar viviendo en un lugar sin escuchar los pajaritos, o donde no puedo ver las palomas, donde no puedo ver los árboles; es algo admirable. Siempre estuve muy cercana a la naturaleza; allá también, donde vivíamos nos internábamos en los bosques con los niños, todo el día, no llevábamos cocaví, nada, la cosa era caminar, estar con la naturaleza, impregnada de la naturaleza, es muy lindo. Los bosques rusos son lo más lindo que hay; recuerdo que la primera vez que llegué a un bosque ruso, lo primero que hice fue acostarme en la nieve y me quedé dormida plácidamente, y Alexandre estaba al lado mío, cuidándome”
Su historia de amor con Alexandre comenzó a principios de 1975 y en 1978 se casaron. Siempre han estado juntos.
“El ser humano tiene que mejorar mucho. Mejorar su forma de ver las sociedades donde vive.
Tenemos que rescatar ese hombre en donde él entrega más de lo que le está dando la sociedad. Tenemos que hacer ese ejercicio, de pensar que cada uno de nosotros y nosotras contribuimos a la paz, contribuimos a la justicia, a la solidaridad de los pueblos”
Llega la tarde, el sol se esconde, el vagón de tren se queda, nosotros nos marchamos tras un breve encuentro.
Es el nuevo viaje de Nelly, uno que continúa en la inmensidad de los caminos y la poesía.