Exclusivo para Memoria Digital
“Aquí fue martirizado el padre Juan Alsina, cura obrero del hospital San Juan de Dios el 19 de septiembre de 1973”, se lee en la placa instalada en el Puente Bulnes del río Mapocho, en las intersección de calles Balmaceda y Bulnes, mismo sitio donde fueron fusiladas 22 personas y hoy se levanta un memorial inaugurado en 2001.
Una cruz está adosada al muro, señalando el lugar exacto donde fue acribillado y más abajo la frase “Mátame de frente, quiero verte para darte el perdón”.
Este fue el último mensaje del sacerdote catalán Joan o Juan Alsina Hurtos, de 31 años antes de morir a manos de un conscripto: “Recuerdo que levantó su mirada al cielo, hizo un gesto con las manos, las puso sobre su corazón, movió los labios como si estuviera rezando y dijo ‘Padre, perdónalos’. Yo le disparé la ráfaga y cayó al tiro. Quería dispararle con la pistola, pero lo hice con la metralleta para que fuera más rápido. El impacto fue tan fuerte que volteó su cuerpo y prácticamente cayó solo al Mapocho, yo tuve que darle un empujoncito no más. Otros a veces caían al piso del puente y había que levantarlos y echarlos al río. Eran las diez de la noche y de este fusilamiento no me voy a olvidar nunca más”.
“…en aquellos días había ajusticiamientos todos los días. A veces caían cinco, a veces diez y más también. De los que llegaban al Barros Arana no se escapaba ninguno, y por supuesto que yo no me acuerdo de todos, pero de Juan Alsina no me he podido olvidar. Algunos lloraban y gritaban que no los matara, pero Juan no. Juan iba tranquilo y sosegado y nuca he podido olvidar esto: Juan me pidió que no le vendara los ojos y que le disparara de frente para poder verme y darme el perdón. Entonces, estas son cosas que no se olvidan. Y hay otra cosa. Recuerdo que le disparé siete balas, empezando por el pecho, pero como por instinto, como para arrancar de su mirada, le fui disparando hacia los pies, y dos balas le traspasaron su guata y se incrustaron en la baranda del puente. Todavía, si usted va al puente Bulnes hay señas de los dos agujeros en la baranda de fierro hacia la mitad del puente” (testimonio realizado el 14 de agosto de 1989 y documentado por el amigo de Joan Alsina, el Padre español Miguel Jordá Sureda, publicado en el libro “Martirologio de la iglesia chilena”).
El cuerpo de Joan Alsina cayó al río junto a otros tantos que formaron esa extraña y trágica geografía del Mapocho en 1973, las que quedaron plasmadas también en este muro de la memoria.
El sacerdote ejercía su ministerio en la parroquia San Ignacio de San Bernardo y fue detenido el 19 de septiembre en los subterráneos del hospital San Juan de Dios donde trabajaba como jefe de personal.
Efectivos del Regimiento Yungay de San Felipe lo llevaron al instituto Barros Arana y después al puente Bulnes donde fue ejecutado ese mismo día. Su cuerpo fue encontrado el 27 en el Instituto Médico Legal y su certificado de defunción rotuló la causa de muerte con “múltiples heridas de bala” y “lesiones apergaminadas en la cara”.
Varios días de angustiosa búsqueda terminaron el día 28 de septiembre con una llamada telefónica en la parroquia de San Bernardo. Al otro lado de la línea, el Cónsul español informaba de la aparición del cuerpo de Joan Alsina en una morgue de la capital.
Su cuerpo acribillado estaba envuelto en una sábana y fue trasladado en una camioneta del Hogar de Cristo hacia San Bernardo.
El 29 de septiembre a las 4 de la tarde se realizaron sus funerales en el Cementerio Parroquial de nuestra ciudad.
En su habitación fue encontrado su “Testamento Espiritual”, escrito un día antes de su fusilamiento y que permanece como testigo de su fe, así como sus eternas palabras “Hay momentos en que hay que jugarse el todo por el todo”. “El deber me llama y cumpliré con él”:
“¿Por qué?. Habíamos querido poner vino nuevo en odres viejos y nos hemos quedado sin odres y sin vino…de momento.
Se nos ha terminado el camino, hemos abierto un sendero y ahora estamos en las piedras…¿Seguiremos caminando los que todavía quedamos? ¿Hasta cuándo? Ojalá encontremos árboles para guarecernos de las balas.
Ninguno de los que mojaron el pan en las ollas de Egipto verá la tierra prometida sin pasar antes por la experiencia de la muerte (Fromm).
Ya no hay profetas entre nosotros, solamente el becerro de oro. Ex. 32, 1-6
No falta nada desde hace dos días. Y como no podemos hablar, tragamos saliva. Y añoramos el pan seco, compartido entre sonrisas.
No habíamos entendido aquello de San Pablo: “Todos seremos probados al fuego” y ¡cuánta paja se ha quemado! ¿Dónde están ahora los que querían llegar hasta las últimas consecuencias?
EE.UU nos había permitido jugar un juego tan vergonzoso, con unos márgenes tan limitados, que nosotros mismos nos hemos asqueado. Santa Democracia, pray for us.
El Verbo se iba haciendo carne y esto no lo aguantamos. Es el escándalo de la cruz. No lo hemos aguantado nunca. “Respetaremos todas las ideologías”…mientras no se atrevan a hacerse carne o realidad. Y si se atreven, las haremos carne y sangre masacrada…
¿Y ahora?
Son muchos los que han sido señalados y purificados. “Setenta y dos”, dicen las cifras. Cuarenta mil eran en el Éxodo. Y aquí también, de uno y de otro lado, ¿qué importa? Es pueblo, tropa, da lo mismo. “Haremos un país nuevo, libre, independiente”. ¿Otras voces y otros ámbitos? No, las voces son las mismas, y la dialéctica también…
¿Llegaré a casa? Este me mira. El otro me puede arrestar. Ganas de esconderme. Depender de una clave, de una voluntad, de una intuición, de una “confesión arrancada”. Sudor frío…caliente. Una pequeña pieza, sola, fría. ¿Quién está detrás de fono? ¿Quién llama a la puerta a esta hora? No saber lo que haré, sino lo que me harán, y lo más doloroso ¿por qué? Eso es la inseguridad y la conciencia de la inseguridad es el miedo. Ahora entiendo a Raimon cuando nos habla de la lucha contra el miedo.
Y siguen los disparos. De noche sobre todo. ¿Quién contra quién? Pueblo, pueblo, pueblo, de un lado y de otro. Ellos, o están muertos o huyen, o están arriba. ¡Estrategias, bandos, declaraciones! Y el pueblo yace dormido o muerto.
Y la impotencia… La sangre que hierve… Las palabras que no salen… Y pensar que palabras y hechos están condenados al polvo, a la sangre y a la carne aplastada y masacrada.
¿Y nuestra Santa Madre…? No se puede improvisar. El equilibrio sólo sirve en tiempos de “paz.”
Esperanzas
“Si el grano de trigo no muere, nunca da fruto” Jn. 12, 24.
Es terrible una montaña quemada, pero es de esperar que de la ceniza húmeda, negra y pegajosa, vuelva a brotar la vida.
La vida la descubrimos cada día. A cada minuto descubrimos el valor de los pequeños gestos de cada momento: la sonrisa en la calle triste, la voz amiga -en clave- al teléfono, la preocupación por el caído, la mano que se alarga, el que se atreve a esbozar un chiste…
Para captar el sentido de las cosas pequeñas es necesario alejarse o que nos alejen de ellas.
Ahora entiendo aquello de San Pablo: “La caridad no se hincha”, la verdadera es clandestina, porque es el Verbo que se ha hecho carne.
“Vamos de acá para allá como ovejas llevadas al matadero”.
“En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu”
No es literatura. En momentos de riesgo hay que emplear los símbolos. De otra forma no nos podríamos expresar.
Esperamos vuestra solidaridad. ¿Entendéis ahora lo que significa el Cuerpo de Cristo? Si nosotros nos hundimos es algo de vuestra esperanza la que se hunde. Pero si de las cenizas asumimos la vida de nuevo, es algo que nace de nuevo en nosotros.
Adiós. Él nos acompaña siempre dondequiera que vivamos.
Joan Alsina”.
El Padre Joan Alsina, el cura obrero de San Bernardo, descansa en el Cementerio Parroquial en una sencilla tumba que siempre se encuentra con flores frescas, gracias al respeto y devoción de quienes aprecian su legado.
2 Comments
Muy triste y doloroso vivir el momento del asesinato del padre Joan Alsina, enorme figura de verdadero amor x su prójimo. Lo visitaré prontamente en su tumba, merece honrar y reconocer su memoria. Muchas gracias Marcelo Mallea x recordarnos su Figura
Gracias Miriam por su comentario y gracias también por visitarnos.
En Memoria Digital recordamos la inmortal figura y legado del padre Joan Alsina. Su memoria vivirá por siempre.