El Teatro Tradicional de Títeres de Chile ha sido fundado por Jaime Morán Briones y Luisa Morales Donoso, con formación en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile (1956-1962).
Emprende su labor en el año 1958, llevando sus espectáculos por toda la geografía nacional y recopilando cuentos de la tradición oral para ser representados luego a través de los muñecos.
Desde tiempos inmemoriales los Títeres han tenido y mantenido una presencia importante, no sólo en los niños, como se cree generalmente, sino que también en los adultos, por estar directamente ligados a lo lúdico, fantástico y mágico, siendo capaces de promover una comunicación interactiva entre el titiritero y el espectador sea niño, joven o adulto.
Hay gente nueva trabajando como titiriteros, la mayor parte de las veces de formación autodidacta, en Chile no existen escuelas para formar titiriteros, tampoco está considerada esta formación dentro de las escuelas de teatro. Y en cuanto al publico… siempre ha habido y habrá publico para los títeres…y de todas las edades.
Sí, siempre hemos construido nuestros muñecos (títeres) y con diversas técnicas: los llamados títeres de guante (los más tradicionales), de varilla y marotes.
El “abuelo Moncho” nace a final de septiembre de 1981 y fue de la siguiente manera: Patricia Undurraga, que era en esos momentos la excelente animadora de un programa infantil en el canal nacional (Canal 7 en esa época), deja ese canal y UCV televisión la llama para incorporarla a su staff. Nos llamaron para armar el nuevo programa, cuyo nombre era “Saber y Jugar”.
En el elenco estaban Amanda Lorca (Monona), Juan Alcayaga (el Pompi); el dibujante Iván Arenas, que más tarde se transformaría en el “Profesor Rossa”.
Este programa fue diseñado y magníficamente dirigido por Luciano Tarifeño, quien me propuso que yo creara uno o dos muñecos que fueran coanimadores junto a Patricia.
Construí un pelícano que se llamó Pancho Pelícano y que, vestido con gorra marinera, representa a Pancho (Valparaíso); además inventé a un abuelo. Le presenté al director del programa los muñecos para que comenzaran a participar de inmediato. Estábamos listos para salir a escena cuando Luciano me llama por los fonos y me dice: “Jaime, ¿cómo se llama el abuelo?”, yo le respondí, desde mi más profunda emoción: “El abuelo se llama Moncho”.
Una semana antes había fallecido mi padre, don Ramón Morán, a quien todos sus nietos llamaban “abuelo Moncho”.
Este personaje nos acompaña desde entonces (1981) y es nuestro Maestro de Ceremonias en todas y cada una de nuestras actuaciones haciendo cantar y reír a niños y adultos en Chile, México, Argentina, Brasil y España.
Desgraciadamente se ha perdido el rito de ir a ver teatro, las teleseries, de alguna manera han ido llenando ese espacio (cada vez con peor calidad en cuanto a contenidos, libretos, actuación lenguaje, dicción). Por otra parte se han cerrado muchas salas de Teatro y la oferta teatral ha disminuido considerablemente. Teatro a Mil pudo haber sido una instancia excelente para llegar a miles de personas con buen teatro pero se transformó en otro circuito de élite
El teatro popular se mantiene a pulmón. Desgraciadamente desapareció la tradición que nació en los sindicatos del norte y que se extendió por todo el país, una bella tradición que había dado nacimiento a que en todos los sindicatos hubiera un grupo de teatro, un coro, un conjunto de canto y danzas del folclor, poetas e incluso un periódico propio. Todo ello significaba que la expresión cultural y artística formaba parte de la vida de las personas que trabajaban en las empresas, desde administrativos hasta obreros y operarios. Nosotros, por ejemplo y siendo aún estudiantes de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, formamos parte a la vez del grupo de teatro del sindicato Mademsa (allí dio sus primeros pasos un joven Miguel Littin).
En San Bernardo, además de existir dos o tres importantes coros de gran calidad, existieron también entre los años 1955 y 1965 al menos tres importantes grupos de Teatro: el Linomix del Liceo Nocturno Mixto dirigido por Chalo González; los hermanos Cazenave, distinguidos profesores, fundaron el teatro Existencialista y el grupo de Teatro Parroquial (no recuerdo quién lo dirigía).
Nosotros también participamos de la actividad teatral de la Villa de San Bernardo; fuimos profesores en la escuela de Cultura Artística que estaba en la calle Prat frente al antiguo Teatro Municipal que hoy está absolutamente abandonado y en venta; en aquella época funcionaba como teatro y también como cine. Estando en esta escuela montamos obras como “El paraíso semi perdido” (de Alejandro Sieveking) “Cuento de verano” (Alejandro Casona) por ejemplo.
También formamos una compañía de Teatro con los internos de la pequeña cárcel que existía en San Bernardo, con ellos y la gran colaboración del alcaide (don Braulio Sutil) llevamos la obra “De pura cepa” (Antonio Acevedo Hernández) a un Festival de teatro que se realizó en Viña del Mar, en los Jardines de la Quinta Vergara. Viajamos en una micro de la Fuerza Aérea (colaboración del hijo del Alcaide), estuvimos 3 días en Viña del Mar con los internos, íbamos acompañados solo por dos gendarmes y jamás hubo un intento de fuga. Todo ese período fue una experiencia muy hermosa para todos.
El teatro callejero de los ’80 cumplía una labor de crítica satírica, política y social. De hecho todas las actuaciones terminaban igual…arrancando de los carabineros…con la ayuda del público, obviamente.
Hemos trabajado en Argentina, Brasil, México, España. Siempre muy bien recibidos, con gran reconocimiento y cariño. En todos estos países hay mucho cariño por los títeres y una gran tradición del teatro de títeres. En México, sin ir mas lejos, entre los hombres que llegaron con Cortés iban dos titiriteros (según crónicas de la época) y se ha descubierto que en la cultura azteca también existían ya los titiriteros. Todos estos son países en donde el teatro de Títeres no es un “arte menor”.
El Teatro de Títeres es para todo público, adultos y niños se maravillan de igual manera. El títere es un elemento de comunicación que engancha de inmediato con el interlocutor. Es, por momentos como el bufón de la corte, en el sentido de que puede decir lo que nadie se atreve y es también el sabio, el que transmite valores.
Stanislavski, gran director y teórico del teatro moderno decía: “Los títeres deben ser que el teatro para los adultos…sólo que mejores!”
Siempre nos hemos dedicado a temáticas relacionadas con la tradición oral latinoamericana y también de origen hispano, por ejemplo, en 1966 ganamos el Premio a la mejor obra en el primer festival de títeres que se hizo en Chile y que fue organizado por el Instituto del Teatro de la Universidad de Chile. La obra en cuestión era “Huanco el Valiente” cuento de temática mapuche. Ahora parece algo común y corriente, pero en esa época en la que todo lo infantil eran los cuentos “tradicionales” europeos (Bella Durmiente, Hansel y Gretel, Caperucita, etc.), presentar un cuento original basado en leyenda mapuche fue toda una osadía por nuestra parte. Este cuento lo presentamos hasta el día de hoy y fue también con nosotros a España. Otorgamos también mucha importancia a la labor didáctica en cada una de nuestras presentaciones, es decir…educar divirtiendo.
Nos gustaría crear una antología de cuentos de títeres chilenos, también un registro de obras para terminar con el plagio entre colegas.
También nos gustaría, mucho, colaborar para restituir en San Bernardo el lugar que merece el hacer cultural no sólo en lo institucional, sino también en sus barrios.
La Villa de San Bernardo fue siempre un foco cultural, desde sus tiempos en que tuvimos un Alcalde-poeta, Don Manuel Magallanes Moure. San Bernardo contaba con muchas personas, ciudadanos, vecinos muy activos en el hacer cultural: Baldomero Lillo, Augusto D’Halmar, Fernando Santiván, Egon Wolff, Mario Arroyo, Efraín de la Fuente, Ramón Molina, los grupos de teatro y coros a los que antes me referí y los artistas plásticos Manuel Martínez Labra y Arturo Gallardo; en música Elena Valdivia, José Iturra (director de coros), Los Aucas (cuarteto dirigido por Hernán Rocco) el coro Villa San Bernardo dirigido por Donato Román Heitman. Sin olvidar que tuvimos en los inicios de 1900 una Colonia Tolstoiana.El 2022, Luisa Morales y Jaime Morán recibieron el premio “Presidente de la República”, de manos del Presidente Gabriel Boric, junto a la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Julieta Brodsky, distinción que reconoce y premia la trayectoria artística y cultural de las artes escénicas y de la música.
Respecto al Premio a las Artes Escénicas, se trata de su primera versión, y tiene como objetivo reconocer de forma anual la trayectoria y obra de artistas por su excelencia, creatividad, destacada labor y aporte trascendente al repertorio de las artes escénicas nacionales.
Se entrega en las siguientes categorías: teatro; danza, ópera; títeres o narración oral; circo; autores de obras de teatro, coreografías, libretos, guiones o relatos; diseño escénico; y artista escénico emergente.
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