Es una vieja historia conocida por todo el pueblo de San Bernardo, a comienzos del 1900, cuando era visto un misterioso carruaje tirado por caballos negros, en medio de la noche, especialmente en luna llena, avanzando entre espesa niebla y emitiendo chirridos casi infernales que se mezclaban con el pasar del derruido montaje de fierro-madera.
Éste, expulsaba a toda velocidad chispas desde un brasero ubicado justo al medio, entre los aposentos.
Se dice que el extraño coche recogía a más un incauto que a esa hora atrevía a aventurarse, siempre después de la habitual juerga, en los caminos de la villa, especialmente de Los Morros o Catemito, un infame paso solitario poblado de salteadores y bandoleros.
Por eso, para muchos era mejor aceptar la generosa oferta del cochero y así llegar a destino, sin embargo la escena invitaba a elucubrar fantasiosas historias de cómo el coche nocturno era guiado por el mismísimo diablo que pasaba recogiendo almas vagabundas pues a los infelices parroquianos nunca más se les volvía a ver.
Avanzando en el tiempo, muchos recuerdan el mismo carruaje saliendo desde el antiguo fundo La Divisa entremedio de un gran portalón, rumbo a la plaza.
Escuche el radioteatro "La Leyenda del Coche Nocturno"